El olivo, una especie vecera.

El olivo (Olea europea) es un árbol rústico, uno de los frutales que más toleran la salinidad, que admite un clima semiárido y suelos pocos fértiles y superficiales; aunque en estas condiciones hay que tener en cuenta que la productividad es baja.

La experiencia nos demuestra que, cuando el olivo se cultiva en suelos fértiles, se le aporta la cantidad de agua necesaria y se amplía la densidad de plantación, el aumento de la producción es extraordinario.

En España hay más de 260 variedades cultivadas de olivo. En cada zona de la Península se cultivan distintos tipos de olivos, cada uno adecuado al clima y a la tierra. Las diferentes variedades de aceitunas proporcionan al aceite producido las características propias de la región dónde han crecido, recolectado y procesado. Podemos destacar las siguientes variedades: Picual, Picudo, Arbequina, Hojiblanca, Manzanilla, Cornicabra…

El olivo es una especie vecera: una abundante cosecha precede a otra con escasa floración. Esto es debido a la inhibición de la inducción floral de la cual es responsable la semilla en desarrollo, que emite giberelinas que hacen que las yemas se queden en estado latente o que broten como vegetativas.

Este fenómeno consiste en que tras un año de abundante cosecha de aceituna se sucede otro en el que la cosecha es pequeña, sin que pueda pensarse que este fenómeno se producirá necesariamente de forma bienal.

Al no conocerse bien las causas que lo producen, no se tiene una estrategia clara para controlarla, si bien se sabe que los frutos en desarrollo a través de sus hormonas y las sustancias que intervienen en su crecimiento actúan como inhibidores de la diferenciación de las yemas, por lo que muchas de ellas cambian de transformarse en flor para hacerlo en madera, y de este proceso se deduce que ocurre la vecería.

Las actuaciones destinadas a fomentar mayores cosechas en los años que corresponde cargar, mediante el cuidado de la plantación, y el abandono de la misma en los años de descarga contribuye aún más a acentuar la vecería.

Algunas variedades de olivo son más veceras que otras por lo que se puede adivinar un componente genético en éste fenómeno.

Existen técnicas de cultivo que disminuyen la vecería, como pueden ser:

  • Riego
  • Recolección temprana de la aceituna.
  • Reducción de la población de frutos realizando una poda el año anterior al que se presume tendrá una alta producción.
  • Aclareo intenso de frutos recién cuajados.
  • Recolección temprana. A pesar de que la inducción ya ha comenzado, esta práctica ha demostrado ejercer cierta influencia.